A diferencia de en español, que es bastante flexible, el orden de las palabras en mandarín es muy rígido; deben organizarse dentro de la oración con una disciplina casi militar, cada una en su sitio. Firmes y con el mentón mirando al cielo.
Para oraciones simples el orden es igual que en español, pero si incluimos más elementos la cosa cambia un poco. Veamos…
En el idioma chino todo va de lo general a lo concreto, de lo secundario a lo importante. Por eso el verbo, que es el corazón de la frase, suele ir al final. Cualquier otro tipo de información (quién, cuándo, dónde…) deberá aparecer antes que él:
Las expresiones de tiempo también pueden ir al principio de la frase, si queremos destacar cuándo sucede algo.

Pista: Recuerda, el verbo (y su objeto) siempre al final.
Jinwan es una forma corta de decir “jintian wanshang”?
¡Exacto! Así es 🙂