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Aparentemente esta pregunta puede resultar un poco absurda. ¿Cómo que quién inventó la escritura china? ¿Acaso un sistema completo de escritura se puede inventar por alguien? ¿Se crea simplemente así? ¿De la nada?

Pues en el caso de la escritura china parece ser que sí. O al menos eso es lo que a los chinos les gusta pensar. Para ellos existió un inventor, y aunque se trate de un personaje con más de mito que de rigor histórico, se le considera histórica y oficialmente el creador de los caracteres chinos.

Prepárate, porque esta es la historia de 仓颉 Cāngjié, una historia verdaderamente alucinante, perlada de episodios de fantasía épica de la buena, que te dejará de todo menos indiferente.

Empecemos haciendo un viaje de casi 5.000 años atrás en la historia.

CHINA ANTES DE LOS CARACTERES

Resulta difícil imaginar una China sin su característica escritura pero hubo un tiempo en que así fue. Antes de que existieran los caracteres, y nos estamos remontando muy, muy atrás, los chinos utilizaban un rudimentario sistema de registro de la información basado en nudos hechos en sogas de colores (ver imagen).

Quipu o “nudos parlantes”

Como te puedes imaginar, llevar la contabilidad y las crónicas históricas de una nación tan extensa haciendo rosarios de nudos en ásperas sogas no parecía desde luego el mejor de los sistemas. Esto mismo debió pensar 黄帝 Huángdi, el legendario Emperador Amarillo y padre de la etnia Han (algo no demasiado disparatado teniendo en cuenta que tenía un harén de más de mil mujeres). El emperador se quejaba a menudo de este sistema; las cuerdas se enredaban, se partían o eran devoradas por los ratones y por las llamas de cualquier fuego accidental. Como resultado perdía la cuenta de qué príncipe había pagado sus impuestos y qué reinos habían pagado sus tributos. Consciente de la inutilidad de este tosco sistema de escritura, se decidió a buscar una alternativa definitiva.

¿SABÍAS QUÉ? Este sistema, llamado quipu o “nudos parlantes” también era comúnmente utilizado por algunos nativos de Hawái y posteriormente por los incas andinos que fueron los que lo bautizaron con este nombre (quipu es una palabra Quechua que significa precisamente eso, “nudo”).

 

CANGJIE, EL PADRE DEL INVENTO

El emperador 黄帝 Huángdi encomendó entonces la tarea de crear un nuevo sistema de escritura a 仓颉 Cāngjié, que era el historiador oficial de la corte, del cual se decía que tenía cuatro ojos y ocho pupilas que le permitían escudriñar los misterios del mundo con una profundidad extraordinaria. Probablemente no se tratara más que de un caso especial de 重瞳 zhòngtóng, o doble pupila, una deformidad congénita que en la China de la época era considerada sagrada. Sea como fuere, esa es la imagen que nos ha llegado de Cāngjié, un personaje fascinante, mitad real, mitad ficción, con cuatro ojos, ocho pupilas, expresión aviesa y un característico atuendo de enormes hojas verdes.

Pues bien, recibido el encargo, Cāngjié se retiró a vivir cerca de un río, en plena naturaleza y aislamiento, para dedicarse en cuerpo y alma a la tarea que se le había encomendado. Pero por mucho que le daba vueltas al asunto no era capaz de idear nada.

Un día, según cuenta la leyenda, Cāngjié vio sobrevolar un ave fénix que llevaba algo colgando de su pico. El ave dejó caer su presa justo delante de él dejando tras el impacto su huella impresa en el suelo. Sin poder adivinar a qué animal pertenecía esa huella Cāngjié pidió consejo a un cazador que pasaba por allí y este le aseguró que la huella era, sin lugar a dudas, la de un 貔貅 píxiū, una criatura híbrida de la mitología china, una suerte de león alado (como los que flanquean las puertas de los restaurantes chinos) ya que sólo ese tipo de animal tenía esa huella tan característica, diferente a la de cualquier otro animal existente.

LLEGA LA REVELACIÓN

El cazador, que quizás no fuera tan inteligente como Cāngjié pero de fieras entendía un rato, admitió ser capaz de reconocer a cualquier animal sólo por las huellas de sus pezuñas o garras, fueran estas del tipo que fueran. Esta confesión inspiró profundamente a Cāngjié e hizo aflorar en su mente la idea que tanto había estado buscando:

“Si pudiera capturar con un sencillo dibujo las características que diferencian a todas y cada una de las cosas que existen en el mundo, habré encontrado el sistema de escritura perfecto”

MANOS A LA OBRA

Cāngjié se sumió entonces en una profunda observación de la naturaleza extrayendo las características especiales de cada cosa y animal que encontró en el cielo y en la tierra y elaborando así caracteres que los representaran. Tras un tiempo de retiro absoluto, viviendo como un anacoreta dedicado por completo a esta labor, Cāngjié consiguió reunir una enorme lista de caracteres.

Desde las alturas, 上帝 Shàngdì (palabra que significa “Dios” en chino, nada que ver con la cerveza con limón) y su cohorte de seres celestiales observaban atentamente los progresos de Cāngjié. Cuando éste completó finalmente su tarea 上帝 Shàngdì ordenó enviar una lluvia de mijo a la tierra para bendecir el logro humano que se acababa de alcanzar. Los fantasmas y espíritus malignos, sin embargo, viendo que sus misterios podrían quedar ahora expuestos y sus fechorías registradas para la posteridad, no se alegraron tanto y aullaron amargamente por las noches.

De esta forma tan poética lo recoge el 淮南子 Huainanzi , un clásico de la filosofía china:

 


苍颉作书而天雨粟鬼夜哭。
Cāngjié zuò shū ér tiān yǔ sù guǐ yè kū.
Cuando Cangjie escribió su libro, el cielo llovió mijo y los fantasmas lloraron en la noche.


 

Cāngjié presentó entonces esta lista de caracteres al Emperador que quedó encantadísimo con su nuevo sistema de escritura y mandó reunir a los ministros de las nueves provincias del reino para que Cāngjié los instruyera y así difundirla por todos los rincones de la nueva China unificada.

Esta escritura pictórica evolucionó durante los siglos siguientes hasta devenir en los caracteres que conocemos actualmente. Incluso hoy, más de cinco mil años después, muchos de estos símbolos que Cāngjié creó aún perduran sin cambios sustanciales. Por ejemplo el carácter 人 (persona) inspirado por la sombra de una persona bajo el sol o el carácter 爪 (garra) que simboliza claramente la huella de una pata animal:

PERO ¿FUE CANGJIE UN PERSONAJE REAL?

Hay que reconocer que la historia ha sido bastante benevolente con el personaje de Cāngjié. En su época Cāngjié fue celebrado como un héroe cultural por su hazaña de haber creado la escritura pero estaba muy lejos de ser el semidiós en el que su leyenda lo convirtió. Fue siglos más tarde, a raíz de su inclusión en la mitología Taoísta, cuando su figura empezó a imbuirse de atributos mágicos y mitológicos, como los cuatro ojos o la capacidad de escribir desde el nacimiento.

Si despojamos al mito de toda ficción hiperbólica posiblemente lo que nos quede sea, en el mejor de los casos, sólo eso, un ilustre funcionario real que, eso sí, con mucho afán y buen hacer, lideró a un equipo de sabios en la tarea de desarrollar un sistema de escritura novedoso.

De esa época no se conserva ningún vestigio de escritura. Los primeros nos llegaron muchos siglos después, sobre el 1.500 AC. en forma de primitivos caracteres tallados en caparazones de tortuga que tenían fines adivinatorios, los llamados huesos oraculares o 甲骨文 Jiǎgǔwén. Pero estas inscripciones ya muestran un alto nivel de abstracción, lo que indica que probablemente fueron creadas mucho antes, siglos o incluso milenios antes, lo cual añade credibilidad a la historia de Cāngjié.

TRIBUTOS A CANGJIE

Sea como sea, es de bien nacidos el ser agradecidos, así que sus compatriotas no pudieron menos que honrar la memoria de Cāngjié y su legado con multitud de monumentos y templos cerca del río donde le vino la inspiración. También en su honor se llamó “Cāngjié” a un método de transcripción mediante el cual es posible escribir en chino usando un teclado standard.

Teclado con sistema de entrada Cangjie
Teclado con sistema de entrada Cangjie

 

¿SABÍAS QUÉ? Como curiosidad, también hay una roca en Marte que lleva el nombre de Cāngjié, bautizada en su honor por la sonda Mars Rover “Spirit” que repartió nombres chinos a diestro y siniestro a cada roca a su paso mientras avanzaba por la superficie del planeta vecino.

 

A MODO DE COLOFÓN

No deja de ser paradójico que de toda esta historia mitológica, plagada de animales fabulosos, espíritus quejicas, lluvias de gramíneas y genios de ocho ojos, lo que resulte más loco e inverosímil sea el hecho de que a nadie se le hubiera ocurrido antes utilizar dibujos para representar la realidad. ¡Si incluso nuestros hijos lo hacen de forma natural!

A favor de Cāngjié hay que decir que esta historia transcurrió hace muchísimo tiempo, casi tres mil años antes de Cristo, en plena Edad de Bronce, y en esos tiempos, la capacidad de abstracción de nuestros antepasados, acostumbrados a un contacto directo y exclusivamente manual con la realidad, era aún muy primitiva y poco desarrollada. Por consiguiente, conseguir dar el salto que separaba el mundo material y físico del mundo de la abstracción y las ideas, debió ser una verdadera proeza intelectual y como tal debe entenderse y valorarse.

De todas formas no pierdas de vista que cuanto más nos remontamos atrás en el tiempo, más cuesta encontrar fuentes históricas fidedignas y más tendencia tienen estas a mezclar lo real con lo sobrenatural. Por eso, aunque la contribución de Cāngjié a la escritura pudiera ser real, toda esta historia debe tomarse con mucha cautela y algo de condescendencia.

 


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